Ayer asistí a una plática de Rafael de Hoyos de la of. en México del Banco Mundial sobre la crisis y los precios de los alimentos. El tema iba a ser otro, apertura comercial y desarrollo económico, un tema que me llama la atención, pero Rafael cambio el tópico por lo actual del tema y porque ha estado trabajando en un artículo con otros dos autores. Rafael menciona tres principales causantes del incremento en precios de los granos: 1) Los subsidios politizados del gobierno de Bush a los agricultores para producir granos destinados a la producción de etanol; 2) Los especuladores sacando su partida y 3) el alto precio del petróleo; otros efectos que Rafael desestima como “marginales” y que creo que están jugando un papel importante son: 1) los cambios climáticos desfavorables y sus efectos en la producción agrícola; 2) el incremento en el consumo de carnes en países pobres con una creciente clase media (China, India, Vietnam, entre otros) hambrienta de platillos ricos en res, cerdo, aves, etc. y no tanto en granos.
Rafael terminó su presentación diciendo que, según su análisis, las buenas noticias eran que los que ya estaban jodidos en la pobreza son los que resultaran más afectados por la crisis de alimentos y dado que ya se tienen identificados solo habría que aumentarles la ayuda para sanear la crisis en estos hogares. ¡Claro! Así de fácil sería si fuera el caso que los más jodidos estuvieran siendo atendidos como se amerita. Para muestra un botón: 50% de la población en México está en la miseria y seguirá estando si seguimos con la misma cantaleta hipócrita de querer ayudar a los pobres haciendo casi nada, un dato que soltó alguien en la plática (no recuerdo quién) es que el subsidio a la gasolina en México es 5 veces el subsidio de todo el programa progresa-oportunidades, a eso le llamo ser insincero e ineficiente; yo sería uno de los perjudicados sin el subsidio a la gasolina, aún así irracionalmente (en el sentido clásico del término) estaría de acuerdo en redistribuir el subsidio de forma progresiva y a favor de los más pobres, si y solo si estuviera seguro de que el dinero no se quedara entre las telarañas de la burocracia o, peor aún, en las manos de alguna rata metiendo mano.
Otra vez, no soy experto en el tema (ni mucho menos) pero se me hace lógico considerar otras cosas aparte de las que consideran Rafael y sus coautores. Una artículo con detalles al respecto aparece en la edición de marzo de la revista Finanzas y Desarrollo del FMI; Amartya Sen plantea rápida y escuetamente como manejar un auto “ecológico” implica hambrear a alguien en un artículos en el NYT; la revista Das Spiegel también tiene artículos relevantes y Lorenzo Blanco comenta al respecto en su página de Facebook (creo que tienen que ser parte del selecto grupo de “amigos” de Lorenzo para poder leerlo). No tengo datos y el análisis gráfico que hizo Rafael me hacia legibles y lógicos sus argumentos, aún así creo que hace falta más detalle al respecto para sacar conclusiones firmes sobre qué es lo que realmente está pasando.