Friday 13 July 2007

Orto-Herero-doxo

Debate y más debate. A los economistas nos encanta ser escuchados y por lo tanto nos encanta el debate, en un debate todas las opiniones deben ser escuchadas con igual respeto y paciencia, así que representa una muy buena oportunidad para hacer y decir barbaridades de centro, izquierda y derecha; barbaridades ortodoxas, heterodoxas y porque no decir también herejías, es uno de los mejores momentos para que los economistas nos explayemos, saquemos nuestras teorías personales o regurgitemos las que nos enseñaron sin digerirlas y mostremos al mundo como “piensan” los economistas.

Hace unos días salió en el NYT un artículo sobre la heterodoxia y la ortodoxia en economía. El debate gira en torno a que los economistas ortodoxos tienen el monopolio de las publicaciones, del rumbo que sigue la ciencia económica y de los que es neta en economía. Los heterodoxos por su parte luchan por abrirse espacios y hacer valer su verdad. Otros son más bien de centro, Dani Rodrik se posiciona a sí mismo como hereje, Mankiw dice que la ciencia está plagada de heterodoxos a los que se les ha dado el premio Nobel, precisamente por ser heterodoxos; en fin, cada loco con su tema.

Desde mi punto de vista (dmpdv) hay de todo, hay economistas socarrones, cuadrados, abiertos, regurgitadores, innovadores, serios, traumados, aguitados, negativos, izquierdosos, derechosos, centrosos, babosos, gorrosos, vividores, chingones, inteligentes, pasguatos, lentos, rápidos, genios, entre otros; igual que en otras ciencias y algunas tendencias tienen más espacios y más éxito que otras. Eso me parece divertido, sino que aburrido estar siempre leyendo, discutiendo y trabajando sobre las mismas ideas.

Los heterodoxos tienen más trabajo por hacer para ser escuchados, publicados y contratados, eso sucede en todos lados y en todas las áreas. Eso puede hacer más entretenido su trabajo o puede convertirse en un cadillo entre las nachas. Los ortodoxos se acomodan más fácil en los distintos mercados y son aceptados con menos peros, eso puede ser satisfactorio o puede convertirse en un presente y futuro gris aburrido. Al final cada quien se acomoda como más le place, hace de su * un reguilete y trabaja donde decide trabajar, con la ideología que decide abrazar y con las consecuencias que decide aceptar.

Personalmente me gusta ser y me gustaría ser un economista orto-hetero-doxo. La teoría es muy elegante y muy reveladora, asimilarla, destrozarla en la cabeza y producir nuevas teorías, ideas y acciones; yendo de la ortodoxia a la heterodoxia con fundamentos sólidos es, dmpdv, lo óptimo, lo más divertido y lo más satisfactorio. También es lo más difícil, engorrosos, frustrante y doloroso, no ha todos se les da, ojala a mi sí, eso espero y si no para eso hay mercados para todos ¿o no?

2 comments:

Anonymous said...

Me pregunto si lo relevante en el debate entre heterodoxos y ortodoxos son las prescripciones de políticas pro o contra el libre mercado (per se), o es el "método"; i.e., neoclásicos contra marxistas, pos-keynesianos y cía. ¿Necesariamente la contraposición de métodos debe llevar a conclusiones diferentes y, por lo tanto, a políticas diferentes?
Mi pregunta viene motivada por tu comentario:
"... yendo de la ortodoxia a la heterodoxia con fundamentos sólidos es, dmpdv, lo óptimo, lo más divertido y lo más satisfactorio."
Paradójicamnete, lo anterior parece sugerir que el "método" de la ortodoxia es EL correcto, pero no así sus conclusiones.
¿Método y conclusión se pueden separar? ¿O son los supuetos o la ideología un economista revestida de "rigor"?
Para mí, el trabajo relevante lo están haciendo o lo han hecho recientemente economistas como Stiglitz, Laffont, Tirole, Banerjee y otros, quien no es que estén aplicando un método heterodoxo o que sus conclusiones sean heréticas, sino que han abordado con rigor y creatividad temas "nuevos" de la economía: los incentivos.

Mr. Caos said...

Hace tiempo me comento un maestro que existían dos tipos de vías para un politólogo; la primera sería seguir lo ya preestablecido, siendo político, administrador, o cualquier puesto público que se nos pueda ocurrir, siendo ortodoxos obviamente, sin cuestionar las teorías, y mucho menos idear nuevas explicaciones para la comprensión de la realidad política. La segunda me dijo, era precisamente lo contrario, ser heterodoxo, pensar, analizar, descubrir, diseñar, evolucionar las teorías existentes. Enfocado a esta ultima me comento que de seguir esta postura, la gente me tomaría por loco, que difícilmente me escucharían, y aunque tuviera la razón sería casi imposible que me tomaran en cuenta, y sillegara a pasar lo que algúna vez predije, pocos aceptarían que tenia la razón. Esto conllevaría a que difícilmente se me abrieran las puertas, y que la realidad era que pocos llegan a tener éxito por esta vía.

Al término de su comentario, frente a todo el salón me dijo “probablemente ese es el futuro que te espera”. Su comentario me alago, el me tomaba por esos pocos minutos como colega de locura, sin duda alguna el es de esos heterodoxos, y la verdad es que tiene razón, me considero en vías de la heterodoxia, sin embargo considero que la verdadera tendencia no es ni muy-muy ni tan-tan, creo que la realidad hoy en día de esos heterodoxos de alguna manera siguen la ortodoxia para ser heterodoxia, y por que no la herejía, a fin de cuentas se guían en los errores de lo establecido para seguir su propio rumbo.

Como muchos de seguro comparto tu idea, lo mejor de todo es que ya le pusiste nombre…